porque el rojo fluido del ocaso se te condensa en las venas que como vetas te riegan,
y te eclosionan a veces mariposas de cristal en la hoguera de tu carne inconclusa,
porque erupcionas, lenta y elegantemente, en delicadas y perversas ramificaciones de posibilidades
y te entregas frenético al sueño que aligera tu vigilia,
porque la sal ya no ahonda tus caminos y la floreces en plumajes de ángel huidizo,
porque la geometría que versificas sabe a caramelo y huele a rosas y pinos,
porque has aceptado las lluvias sin alma y las almas sin lluvia, y aún así caminas hacia la cima de la montaña a censar brisas y plantar estrellas y batir nata para nubes gloriosamente imperfectas
quizá sea por eso...que me gustan tus oleajes y sus cantos tenues e indelebles.
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Una estrella en el firmamento. Sigue iluminando con tu poesía.