Inscripción del templo de Delfos

El ensueño, el sueño y el Extasis son las tres puertas abiertas al más Allá, de donde nos viene la ciencia del alma y el arte de la adivinación. La evolución es la ley de la Vida. El número es la ley del Universo. La unidad es la ley de Dios.

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jueves, 11 de febrero de 2010

Una estrella Olivina para Mermaid Lullaby


Cantamos porque el sol nos reconoce
y porque el campo huele a primavera
y porque en este tallo en aquel fruto
cada pregunta tiene su respuesta...

Mario Benedetti


La Olivina y su leyenda

La OLIVINA es un mineral que se halla en las rocas de origen magmático y que se usa como piedra ornamental. Las Islas Canarias, por su origen volcánico, gozan de una gran abundancia de este mineral, de un hermoso color verde muy suave…

Pero la Olivina también brilla y palpita. Sus frecuencias vibratorias pueden utilizarse para equilibrar, transformar y armonizar nuestro cuerpo, nuestra alma y nuestro espíritu.

Se dice que la Olivina mantiene alejados los malos espíritus, ya que es una piedra protectora del aura. Tiene un poderoso efecto limpiador; libera y neutraliza las toxinas a todos los niveles. Abre, limpia y activa los chakras del corazón y del plexo solar, y permite soltar el "viejo equipaje", enseñando que aferrarse a la gente o al pasado es contraproducente. Disuelve las cargas, la culpabilidad y las obsesiones. Enseña a librarse de influencias externas, promueve la claridad psicológica y el bienestar
Afila la mente.

Cura y regenera los tejidos, facilita el funcionamiento del corazón, y colocada sobre el abdomen, ayuda a la madre en el parto


Leyenda de la Olivina


Hace muchos años, cuando la tierra de Lanzarote todavía estaba caliente por el fuego de los volcanes, los campesinos hacían vida a la orilla del mar buscando los acantilados y la brisa del mar.

Y era de todos conocidos que las mejores ovejas las tenía Tomás el viejo, que vivía más allá de las Playas de Papagayo, en el macizo de Puerto Mulas. En verano su nieta Olivina, una adolescente de piel morena tostada al sol y de ojos verdes, pasaba con él los días para ayudarle a ordeñar al ganado y en las tareas de la casa. La niña era bastante despistada, pero lo suplía con un especial encanto que maravillaba a su viejo abuelo.

Todas las mañanas, Tomás salía por la vereda del risco y llevaba a sus ovejas a pastar a los lugares más recónditos para que se criaran fuertes y sanas. Pero uno de esos días, el sol de la isla pudo con el hombre y llegó a casa antes de lo previsto con una fuerte insolación. Olivina cuidó de él mientras mejoraba.

A pesar de lo mal que se encontraba Tomás el Viejo, las ovejas debían seguir pastando para no enfermar por las altas temperaturas. Tomás, en otras circunstancias, no habría permitido que Olivina saliera de casa, pero aquel día no le quedaba otra opción. Así que Olivina se preparó, e hizo el mismo recorrido que su abuelo hacía cada día.

Durante el camino, Olivina se entretuvo buscando flores para llevárselas a su abuelo y también en encontrar nuevos y mejores llanos para que pastaran los animales. Pero cuando llegó el momento de la bajada, con el recuento, echó en falta a uno de los corderos. De pronto, lo vio subido en un desfiladero de rocas sin poder moverse.

Apresuró el paso, tentando la caída varias veces y agarró una de las patas del animal, pero éste se asustó y cayó por el precipicio. Olivina estaba totalmente paralizada, pero sabía que debía correr a guiar al resto del rebaño.

Cuando llegó a la orilla del mar se puso a llorar desconsoladamente lágrimas verdes. Lágrimas tan verdes como sus ojos. El mar recogía aquellas amargas lágrimas en forma de gotas, que no se diluían en el agua salada. La estampa fue presenciada por un grupo de gaviotas, que eran en realidad guardianes del cielo de la diosa Timanfaya. Conmovidas por el sufrimiento de la niña, descendieron de los cielos para coger en su pico las pequeñas lágrimas. Acto seguido, Timanfaya las hizo llamar y les pidió que sepultaran en las piedras volcánicas esas lágrimas verdes, que eran sinónimo de dolor.

La magia hizo que piedra y lágrima se unieran formando lo que hoy conocemos como Olivina, mezcla de la piedad de la tierra y la bondad del ser humano.

Lago verde. Lanzarote (Islas Canarias).

http://mermaidlullaby.blogspot.com/